viernes, 13 de julio de 2012

Puedes ser tú hombre o tú mujer el que empiece a tener una fuerte motivación que le tira hacia la búsqueda de la espiritualidad y el descubrimiento interior, aunque cuando uno de los componentes de una pareja decide emprender la búsqueda en solitario hacia el encuentro con uno mismo, se suceden varias cosas que se van a presentar y a las que va tener que hacer frente. Por supuesto, cada experiencia en cada persona es distinta pero esto puede ser un perfil habitual. El que se inicia en este trayecto espiritual en solitario, sabe que ha dado con algo que le hace muy feliz y se llena de su propia alma. Cuando intenta compartir lo que siente con su pareja, esta se sorprende y no es capaz de entenderlo y vivirlo del mismo modo que lo vive él, con entusiasmo e ilusión.


Esto, en un principio le hace sentir mal e incomprendido. Al mismo tiempo, la pareja, mirando la situación desde un punto más cerebral, siente la mayoría de las veces que habla con él, que está perdiendo el juicio y la razón, que todas esas historias le están confundiendo y piensa que esta perdiendo el tiempo, ya que tampoco cree que sus ideas y su forma de pensar “nueva” sean válidas para este tiempo. Para el que emprende la búsqueda es un trago amargo el sentirse incomprendido, pero para el que lo acompaña también, ya que le invade el temor, el terror de perder a la pareja, y el de no entenderse si sigue así etc… Pero pasa el tiempo y… el que está buscando se da cuenta que todavía le falta encontrarse consigo mismo, que es duro seguir sólo en el despertar y que sería más fácil si pudiera ser comprendido por su pareja, pero al mismo tiempo se adquiere calma, bienestar y más comprensión, que antes faltaba.
Hay que saber que es lógico y normal que no se entienda este comportamiento, pues cada cual tiene su momento de despertar, su tiempo de “kairos” en el que se da cuenta del motivo de su existencia, aunque sea por un camino distinto al que la pareja descubrió.
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Le sigue una nueva etapa en la que el buscador se da cuenta que su trayectoria, su aprendizaje por decirlo de algún modo, está despertando en su ser más íntimo una mezcla de entusiasmo, euforia, curiosidad, ganas de saber más y más, ganas de compartir con los demás, por decirlo de algún modo. Siente la necesidad de hacer, decir y hacer cosas para compartir lo que percibe y vive con tanta intensidad. Y cuanto más eufórico está en esto, la pareja se posiciona en un puesto de más incredulidad y crecen lo abismos; ¡es normal, el que ha cambiado eres tú no tu pareja!. ¡Es tu proceso de despertar de conciencia! El que emprende este camino sabe que no va a retroceder, no desea volver atrás por nada del mundo, pero es que tampoco puede ni quiere, tiene clarísimo cual es su postura aunque no su trabajo a seguir, se tiene que dejar llevar y fluir por las “señales” y su intuición. Se empieza a tener un sentimiento distinto hacia las cosas (como de más desapego a lo material), y se hace uno menos vulnerable a lo que dicen , hacen y piensan los demás, porque por lo menos se tiene algo claro, empiezas a quererte más, ¡que ya es mucho!.
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La pareja muchas veces no comprende nada y se desespera por que cree que te está perdiendo, y puede que sea así, al no comprender como has podido cambiar tanto. El que emprende el camino espiritual, dedica el tiempo a buscar, se convierte en insaciable buscador de sí mismo y de lo que le rodea, y sabe que no puede dejar de buscar , se convierte en su forma de vida y cuanto más aprende de si mismo, más se conoce y conoce a los demás. Esto tiene una recompensa, y es que su manera de ser producirá tarde o temprano un cambio a su alrededor.Y estos cambios pueden ser distintos y a continuación voy a mencionarlos.
El que no busca, el que se mantiene igual puede tomar decisiones como esta:
Él o ella, ve que has cambiado tanto que ya no eres el mismo/a que conoció y ya no te comprende y le es más difícil cada vez estar a tu lado, ya que hay algo que se le escapa que no puede controlar. (Estáis vibrando en diferentes frecuencias y la persona que se mantiene igual no puede soportar ese estado vibracional más sutil del otro).
Otra es, quedarse a tu lado por comodidad, por estatus, por economía, aunque no lo entiendas y vivir vidas totalmente separadas en el espíritu,( que suele ser lo más común).
Otra es que el amor, el que no crea dependencia, ni exige, ni controla, ni quiere cambiar a nadie se convierta en comprensión y en el motivo para vislumbrar lo que le está sucediendo a tu pareja e inclusive puede despertar en ti lo mismo, y te digas; seguro que aprenderé si empiezo a mirarle con los ojos del alma, creo que hay una verdad ahí de la que puedo algún día beber de ella.
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Unas veces se rompen las relaciones de pareja, pero otras se transforman y se entregan con más amor, se enriquecen y se nutren de una manera desconocida hasta entonces.
Aunque mi reflexión es la siguiente :si habéis recorrido el camino espiritual en solitario, recordad que no es impedimento para mantener una relación equilibrada, sino todo lo contrario ya que puedes comprender el porqué de las cosas y saltar esa dificultad que no es más que una prueba más de la capacidad de amor que se tiene que sostener, ya sea compartiendo la vida con la misma pareja o entendiendo que se tiene que romper para seguir por otra senda que te hará sobre todo continuar aprendiendo, esta vez sin rencor y sin reproches.
La gran suerte del mundo es lo que les sucede a las parejas que despiertan al unísono, se convierten en una unidad que les conecta con el cielo y la tierra para descubrir las verdades y el propósito de la vida. Entienden y comienzan a vivir la espiritualidad de forma activa en cada cosa que hacen, lo viven y lo sienten juntos, por eso descubren cual es su sinó en relación con todas las cosas que les suceden en el día a día de una manera más equilibrada. A la vez descubren que han venido juntos a estar aquí en esto, en este justo tiempo porque ya lo pactaron con anterioridad en algún otro “lugar” antes de nacer y siempre por un motivo, ayudarse y ayudar con su ejemplo y su manera de vivir.
Por eso estas parejas mantienen mejor el equilibrio vibracional ya que al ser ambos los que se sostienen en una misma frecuencia les hace crecer espiritualmente de una forma más evidente.