sábado, 19 de julio de 2014

Las expectativas y los deseos conllevan una gran cantidad de energía y a veces crean un espacio energético mucho mayor que lo que una persona o situación pueda llenar. Si podemos sostener el deseo pero a la vez estar abiertos a un rango más amplio de desempeño (que el de esa persona o situación en particular), abrimos el espacio para que algo más lo llene.
2. El auto juicio y la autocrítica también crean un espacio energético inverso. Pensamos que podríamos haber hecho algo mejor que lo que hicimos, así que nos aferramos a esa experiencia, persona, o situación, hasta que podamos ‘corregirla’. Liberarnos de la carga de nuestros juicios crea el espacio para nueva energía.
3. Nuestro juicio y crítica de los demás nos ata a ellos porque pensamos que ellos podrían haberlo hecho mejor, así que nos mudamos al sendero de ellos, nos quedamos ahí y esperamos a que ellos cambien. Pensamos que los estamos haciendo sufrir y puede ser cierto, pero nosotros sufrimos más. Y debido a que nuestro espacio energético está lleno de nuestras expectativas, juicios y críticas, no hay espacio para nueva energía.
4. La ira y el resentimiento (que son lo opuesto del perdón) también crean un enorme espacio energético. La ira es una emoción poderosa que puede inspirarnos a avanzar pero también sostiene el espacio que se puede ocupar con algo más pleno, como la alegría y la paz. El espacio energético que ocupa la ira bloquea el flujo de nueva energía.
5. Cuando no estamos en el momento presente y vivimos en el pasado o en el futuro, hemos llenado nuestro espacio energético con lo que creemos es posible o que sucederá, y no tenemos espacio para los milagros u otros potenciales. Si podemos rendirnos, lo cual quiere decir que dejamos de luchar o de resistir, podemos crear el espacio para nueva energía. El resultado puede ser diferente de lo esperado pero el resultado será lo que queríamos, y posiblemente más.
La energía necesita moverse y requiere de espacio hacia el cual moverse. Imaginen que llenan un vaso de agua hasta que esté totalmente lleno. Para poner más agua en el vaso, parte de ella tiene que salir o la adición de más agua hará que se derrame. Esto es lo que sucede cuando tratamos de incorporar nueva energía sin que haya espacio, no tiene adonde ir. Y debido a que estamos sosteniendo una frecuencia que no está dentro del rango del amor, la alegría, la paz, la abundancia que queremos, no pueden hacerse las conexiones que permiten esas experiencias en nuestras vidas.
No dejamos ir las cosas en las que pensamos que hemos fallado o que no hemos hecho apropiadamente. Soltamos las cosas cuando decidimos que estamos listos para, queremos y merecemos algo más. ¿Qué piensan que merecen ahora? ¿Qué energía tiene que irse de sus vidas para dejar espacio para algo más?
No se juzguen ni critiquen o a alguien más, todos hacen lo que pueden en cada momento. Cuando aceptamos que todo siempre está en orden divino y nos permitimos buscar nuestro propio sendero de plenitud, el flujo y reflujo de energía sucede sin esfuerzo y estamos plenamente conscientes de la liberación requerida para que la energía fluya en una corriente sin esfuerzo hacia nosotros y se aleje de nosotros para empoderar nuestra transformación tanto por lo que queremos traer a nuestras vidas como por lo que estamos dispuestos a liberar de nuestra realidad.