jueves, 30 de abril de 2015

Pronuncia las palabras: *”Madre Tierra, yo te ofrezco mi agradecimiento con todo mi corazón, y a través de él del corazón de todos los hombres y las mujeres. Que todos los seres que llevas en tu seno protejan, nutran y bendigan todo lo que crece.” *Acuéstate después sobre la tierra y abandónate sobre ella. Que tu cuerpo y tu alma nacidos de ella sean uno con la Madre Tierra y su oculto esplendor. Piensa y di: *”Madre Tierra, elimina todas mis enfermedades y mis faltas según tu voluntad, para que pueda recibir la bendición del espíritu divino y trasmitirla a todos los seres vivientes, según tu voluntad”. *Mantente en comunión, en silencio, mientras dejas que la tierra te purifique completamente. *Ponte nuevamente de rodillas y coloca tus manos frente a la rosa solar del corazón. *Piensa en tu espíritu, siente tu alma, y di con tu fuerza vital: *”Con amor y gratitud, *Te ofrezco mi amoroso agradecimiento lleno de luz. *A la Madre Tierra, gracias; *A agua de la vida, gracias; *A precioso aire, gracias; *A fuego sagrado, gracias; *A los minerales, gracias; *A las plantas, gracias; *A los animales, gracias; *A la humanidad que camina por el sendero de la evolución, gracias; *A todos los ángeles, gracias; *A la inteligencia cósmica que creó mi pensamiento, gracias; *Al océano de amor que creó mi sensibilidad, gracias; *A la vida universal que impregnó mi futuro con la semilla de la individualidad, gracias; *A todos los seres del mundo, doy las gracias en Él, la única Fuente que unifica a todos los seres en su origen y propósito”. *Cruza los brazos sobre tu pecho, inclina ligeramente tu cabeza, y pronuncia la palabra de cierre: “Amen”. *Entonces, rellena de nuevo el agujero que cavaste para hablar con la Madre del mundo.

Antiguo Ejercicio Esenio de Purificación y Salud *Párate en medio de la naturaleza viviente, entre el cielo y la tierra. *Siente la tierra bajo tus pies; siente como la tierra te carga y te sostiene. *Siente el cielo infinito sobre ti; te inspira, te mejora, te eleva. *En el cielo, piensa en el origen de tu espíritu y de tu inteligencia. *En el cielo, piensa en el origen de tu alma eterna, de la más elevada conciencia universal. *En la tierra, piensa en el origen de tu alma terrestre, en tu conciencia individual. *Siéntete como una unión viviente entre las fuerzas del cielo y de la tierra, del infinito y de lo que está en desarrollo. *Arrodíllate en la tierra, y con tu mano derecha cava un pequeño hoyo en la tierra. *Coloca las dos manos juntas sobre tu pecho (el corazón místico), en señal de oración y de unión interna con el cielo y la tierra dentro de ti. *En esta postura sagrada, permite que una hermosa luz, la fuerza, la presencia del cielo, fluya a través de ti: el omnipresente Padre de todos los seres vivientes. Imagina una luz diamantina, transparente como el agua pura. *Inclínate con amor sobre la Madre Tierra, y coloca tus manos alrededor del pequeño hoyo. Inclínate sobre la tierra y coloca tu boca entre tus manos. *Ofrécele con tus palabras a la tierra el agradecimiento del cielo a la Madre Tierra; ofrécele también el agradecimiento de tu corazón y, a través de ello, del corazón de la humanidad.

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